Las grietas o heridas en el ano ¿son fisuras anales? Descubre los síntomas de una fisura anal
La fisura anal es una lesión o grieta que se abre en la región del ano, siendo un diagnóstico diferencial de dolor y sangrado. La mitad de los pacientes que llegan con estos síntomas, creyendo que tienen hemorroides complicadas, en realidad padecen de una fisura complicada.
Causas
Las grietas anales- que usualmente miden menos de 5 mm de largo- suelen darse después de un cambio brusco en el patrón evacuatorio: ya sea por una deposición dura y gruesa o a razón de un episodio agudo de diarrea que provoca irritación local. De igual manera, puede ser provocada por el esfuerzo constante dado en el estreñimiento que promueve una pérdida paulatina de la continuidad en la mucosa anal.
El sexo anal y la tensión pélvica inducida por el parto son otros factores mecánicos predisponentes menos comunes. También debe de sospecharse la presencia de fisuras en asociación con la enfermedad de Crohn u otra patología intestinal inflamatoria, así como en relación con cáncer anal, VIH, tuberculosis o sífilis.
Cuadro clínico y diagnóstico
El síntoma más característico de la fisura anal es el dolor intenso; de hecho, junto con las hemorroides trombosadas e incarceradas, es la patología anal que más dolor genera en esta zona. La molestia está principalmente asociada con la evacuación, aunque llega a prolongarse durante varias horas después de ésta. Ello genera un gran miedo a la defecación, ya que se sabe que inevitablemente se repetirá el cuadro; también suele darse un sangrado fresco y brillante que llega a evidenciarse en el papel sanitario, en las heces fecales o como un ligero o profuso goteo en el retrete.
Para el diagnóstico es necesario tener en cuenta estos antecedentes sintomáticos, además de que durante la exploración regional debe solicitarse al paciente que puje, de tal forma que se haga visible la lesión a nivel de la comisura anterior o posterior en relación a los genitales.
Tipos y complicaciones
La fisura anal típica se ubica en la línea media, mientras que la atípica se localiza en las laterales. Éstas últimas son menos frecuentes, pero resultan más comunes en pacientes con enfermedades crónicas como tuberculosis, VIH, leucemia o algún tipo de cáncer tratado con quimioterapia.
De acuerdo al tiempo de evolución, las fisuras también pueden clasificarse en agudas y crónicas, lo cual es una consideración muy importante para el abordaje terapéutico. Las grietas agudas son aquellas con menos de 8 semanas de manifestaciones clínicas, mientras que las crónicas sobrepasan este periodo.
Cuando las fisuras no se tratan de manera oportuna existe el riesgo de que su abertura sea un foco propicio para el cultivo de bacterias, de tal manera que aumenta el riesgo de infección simple o de formación de abscesos. También pueden aumentar de tamaño y dimensionar aún más las incomodidades sintomáticas.
Abordaje terapéutico
Resulta común que muchos pacientes acudan al especialista con fisuras crónicas de cuatro meses hasta dos años de evolución, ya que muchas veces llegan a mal diagnosticarse y tienden a ser tratadas como hemorroides por medio pastillas o cremas, esto sin tener gran mejoría. No importa cuánto tiempo tenga su problema de fisura, en el Instituto Médico Langle contamos con procedimientos altamente efectivos y no quirúrgicos para combatir el padecimiento. Usted entra y sale caminando libre de molestias.